jueves, 7 de septiembre de 2017
Me dormí y soñé que la vida era belleza; me desperté y vi que era deber.
INGRATITUD
No vale nada ya criticar, hablar, preocuparnos por la ominosa vida que desde el primer momento que respiramos aquel aire invisible llena nuestro cuerpo de esperanza, esa esperanza vana llena de cicatrices de nuestros antepasados que por solo tener el defecto del poder se creen superiores y emergen de estos abstractos seres, ilustraciones perfectas de muerte y desesperación. Oligárquicos expresan ante su pueblo odio e ingratitud, llenándose de ocio solo preocupándose por sus necesidades, mientras ellos abundan en riqueza el pueblo muere, somos víctimas de atentados y de hegemonías quedando cada vez en busca de teofanías que salve el pueblo. Nos creemos seres súper desarrollados, seres que lo sabemos todo y no respetamos las diferencias sociales, creemos que alcanzaremos una utopía solo con pensamientos fuera de lugar y le damos toda la responsabilidad a la fe, siendo la fe un resguardo subjetivo de cada individuo. La hipocresía abunda en nuestra alma y en nuestro espíritu, queremos un comunismo, un margen igual de consideraciones pero lo que prima es el fascismo, queremos un mundo mejor pero elegimos solo dictadores, queremos cambiar el mundo pero nosotros ni siquiera cambiamos. Entonces qué es lo que queremos Idolatramos mortales que creemos dioses, destruyen nuestra cuna y marchitan la vida, parecemos niños que buscan su juguete para poder jugar y salir de esta realidad llena de prejuicios morales, ¿dónde se nos habrá ido la conciencia?, mientras miras la nueva marca de ropa y el nuevo celular, niños como nómadas corren desesperados por la guerra. Que ansias de vida tienen estos pobres que sin haber nacido ya están muriendo. La falta de fe y el exceso de idolatrías nos carcomen, nos destruyen y nos alejan de los verdaderos conceptos morales, los valores solo los vemos como mitos y no como una base para ser mejores seres humanos. Entonces a quien se culpa si partimos de las falencias de lo que para algunos se llama familia siendo esta la descomposición social tan irreverente que se está viviendo, la sodomía, el irrespeto, la ingratitud de toda la belleza que nos rodea empieza desde allí, ya que son el pilar fundamental del nuevo mundo y si no sabemos formar como vamos a cambiar. El ser humano es majestuoso y a pesar de todo, tenemos inmarcesiblemente sonrisas que pueden destruir toda diferencia, aquella diferencia que pone obstáculos, que destruyen una sociedad disímil, si se logra que el mundo obtenga conciencia de las corrupciones de las personas que no les interesa el prójimo, se puede cambiar la historia que tanto ha manchado al mundo y a los dirigentes que nos conducen. En nuestro mundo abundan diferentes circunstancias en las que podemos encontrar la felicidad pero somos nosotros mismo los que desesperadamente la echamos por la borda, tenemos un planeta lleno de belleza, fauna, flora, y diferentes culturas que descubrir y solo valorándolas encontraremos la gratitud que Dios ha puesto para que desarrollemos esta vida llena de alegrías y de sufrimientos. Somos seres que etiquetamos a las personas por su raza, sus diferentes gustos y por sus clases sociales, sin saber que el juzgador es igual y hasta peor al que señala, personas inconscientes que roban se llenan de dinero, ¿pero a qué precio? aquel dinero robado le exige rápidamente que lo gaste, pero de qué manera si no es más que en basura. Cuando se asesina se irradia el rencor la muerte y el odio, aquel asesino no entiende que es la vida y mucho menos que es quitársela a un ser vivo, este ser muere lentamente, no por enfermedades y por ninguna otra circunstancias, si no por su conciencia bruta, esa conciencia que por intolerancia, rabia, dinero se carcomen en esta mortalidad de vida en la que el karma empieza con un juego muy pesado. Por ello se presenta a este complejo ser llamado humano que dé humano no tiene sino el nombre porque somos tan inconformes con nuestra vida que hacemos mal solo por divertirnos, no medimos las consecuencia que vienen tras de ello convirtiéndonos de humanos a animales. Creemos que después de la muerte no hay nada y lo que vivimos no se pagara pero es una concepción muy errónea. Todos pagaremos porque lo que hacemos aquí, eternamente será juzgado por ello piensa muy bien lo que vas hacer para que después no te vayas arrepentir. “No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella. Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla.” Eleanor Roosevelt Universidad de Antioquia Licenciatura en Educación física Contexto comunicativo. Anderson Steven Jaramillo Medina
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